Seis consecuencias de conducir estresado
Nuestra seguridad e incluso nuestro bolsillo se pueden ver afectados cuando circulamos estresados. Concretamente, estas son las seis consecuencias principales de ponernos al volante con los nervios de punta:
- La mayor brusquedad al conducir estresado se traduce en un mayor consumo de carburante.
- Dejamos menos distancia de seguridad y nos ponemos en peligro.
- Revolucionamos más el motor y retrasamos el cambio de marchas, por lo que visitaremos antes la gasolineras.
- Perdemos los maneras y podemos provocar situaciones de riesgo simplemente por no ser considerados con otros usuarios de la vía.
- Perdemos concentración y cometemos más errores.
- No guardamos las normas de tráfico, sobre todo ante un semáforo en ámbar o al señalizar las maniobras.
No merece la pena ponerse en peligro a uno mismo y a los demás, así que trata de recordar el relax que disfrutaste en las vacaciones cuando vuelvas a tus desplazamientos cotidianos y no te dejes llevar por el estrés.
Fuente: Autocasión.