Los neumáticos en mal estado aumentan tu gasto en combustible
El neumático es responsable del 21% del consumo del vehículo, según Continental
Cualquier anomalía en su estado de conservación o presión incrementará el riesgo a sufrir un percance en la carretera. Por eso, un buen mantenimiento y control de su estado es básico para prevenir este tipo de situaciones.
Sin embargo, es importante ir un paso más allá y ver que, además de un riesgo para la seguridad, circular con una presión inadecuada puede traducirse en un gasto extra de combustible, más emisiones de CO2 a la atmósfera y una reducción de la vida útil del neumático.
El cambio climático se ha convertido en la principal amenaza para el futuro de la humanidad y en el mayor reto medioambiental, ecológico y social. La consciencia y el compromiso global es imprescindible para frenar este desastre, pero también es importante tener en cuenta que las acciones a nivel individual, por pequeñas que sean, pueden ayudar a prevenir más daños y a cuidar nuestro planeta.
Consciente de ello, el fabricante alemán de componentes de automóviles Continental, ha publicado unos datos que hacen referencia al impacto que pueden pueden tener los neumáticos y su mal estado en la huella ecológica individual.
Según apuntan, el neumático es responsable del 21% del consumo del vehículo. Si no tienen la presión adecuada, se gasta más combustible del necesario (y emisiones); en concreto, éste puede ascender hasta el 3%. Además, los neumáticos con poca presión pierden pequeños fragmentos de su estructura, por lo que esas piezas terminan en el medio natural y, finalmente, lo perjudican.
Cuidar del estado de tu neumático es crucial, pero no suficiente. Desde el 1 de noviembre de 2012, la Unión Europea implantó un etiquetado obligatorio de neumáticos con el objetivo de informar al consumidor de la eficiencia en el consumo de combustible del vehículo, la adherencia que tiene durante frenadas sobre asfalto mojado y el ruido exterior que genera. Así pues, es importante saber leer estos datos para poder escoger con mayor criterio el calzado óptimo para el vehículo.
El apartado que se refiere al consumo de combustible evalúa el nivel de resistencia a la rodadura y de qué forma contribuye a ahorrar carburante -y por ende, a reducir el nivel de emisiones-. Cuanto menor es la resistencia, mayor es la eficiencia. Inicialmente, el gráfico sobre su contribución a la contención del consumo de carburante era una clasificación que iba de la A a la G y se presentaba en una escala de colores. La primera letra, en verde, correspondía a la mejor calificación en ahorro de combustible, mientras que la G, en rojo, era la peor. La diferencia entre ambas llegaba a suponer un ahorro aproximado de medio litro cada 100 km.